Detalles: La protagonista de Proserpina de Saint-Saëns, estrenada en la Opéra-Comique el 14 de marzo de 1887, no es la reencarnación de la antigua diosa, sino una cortesana renacentista experta en amores culpables. Según el compositor, es un «alma condenada para quien el amor verdadero es un fruto prohibido; en cuanto se acerca a él, experimenta la tortura». Sin embargo, a pesar de la inocencia de su rival Angiola, ocurre lo inesperado: «Es la bestia sedienta de sangre la que resulta admirable; la dulce criatura no es más que bonita y simpática». Visiblemente embelesado por este deleite en el horror, Saint-Saëns se entrega a una modernidad orquestal sin precedentes, acumulando disonancias bajo los gritos de rabia o desesperación de sus personajes. Concluyó así: «Proserpina es, de todas mis obras escénicas, la más avanzada del sistema wagneriano». La menos conocida también, y que ya era hora de revelar al público, en su segunda versión, revisada en 1899.