Detalles: El debut colaborativo del pionero estadounidense del minimal techno, Troy Pierce, y la artista audiovisual colombiana Natalia Escobar, alias Poison Arrow, se concibió a la inversa: primero crearon una colección de sombríos videos surrealistas y luego compusieron música inspirada en ellos. Este proceso inverso resultó ser extraordinariamente fructífero. Shatter es una odisea noir, efervescente y de ritmo lento, inspirada en el mito griego de Eco y Narciso, que atraviesa sutiles matices de dub sonámbulo, lamento metálico, ritmos rotos y un espacio negativo erótico. Es una evocación efectivamente inquietante del tema central de la leyenda: «No hay nada más complejo que un corazón destrozado, o un corazón que no puede amar». Considerando su pasado compartido, que se mueve en pistas de baile oscuras, lo más impactante de la colaboración entre Pierce y Arrow es su contención rítmica. Los diez temas del álbum vibran y se estremecen entre el glamour y la tristeza, con solo ocasionales metrónomos impregnados de terror que trazan el malestar en una cuadrícula. Hablan de buscar un "enfoque espacial" con este proyecto, que se manifiesta en el diseño inmersivo de la música y su ejecución paciente, donde cada sonido metálico destrozado y cada bajo ondulante reverberan en su forma de onda parpadeante. Las apariciones especiales del austero productor de techno Konrad Black ("Obsidian Glass") y la institución del drum and bass dBridge ("It's A Love Story, After All") se integran a la perfección en el conjunto, con sutiles acentos esculturales en un descenso tenuemente iluminado a través de purgatorios de anhelo y lujuria. Pero las sombras se desvanecen para el último tema del disco, "Narcissus", que se expande elegíacamente en una masa de zumbidos devocionales sobre un latido apagado, como Narciso contemplando su reflejo con sagrado asombro: la esquiva belleza verdadera, finalmente contemplada, por sí misma.