Detalles: Lanzado originalmente como un CD numerado a mano en la Nochevieja de 2004, Last Light captura la composición silenciosa de Tor Lundvall en su faceta más fantasmal y grisácea, desnuda como ramas que se preparan para el invierno. Inicialmente concebido como "un álbum de piano con escasa electrónica" (con el título provisional de November), la paleta de Lundvall se expandió constantemente, incorporando sintetizadores, samples, bajo, metrónomos y su característica voz espectral. Una entrada en su diario de la primavera de 2002 resultó fundamental para su visión en desarrollo: "Recuerdo observar la luz gris azulada brillar afuera y escuchar sonidos distantes que resonaban a lo lejos, para finalmente sumergirme en el silencio y la quietud". Los 12 temas del álbum están imbuidos de esta sensación de transitoriedad otoñal, de ser testigos de lo que se desvanece. La música se mueve en oleadas susurrantes, entre el canto fúnebre, la deriva y la devoción. Los sintetizadores resuenan como campanas de tañido lento; la percusión se arrastra y tiembla, gélida y aislada; el bajo traza un lento y sosegado ritmo; es un estilo a la vez austero y seductor, que arrulla al oyente en sus paisajes de crepúsculo cada vez más profundo. En cuanto a las letras, el lenguaje de Lundvall se inclina entre lo observacional y lo depresivo ("a través de cortinas de encaje / cae una luz gris / se reúnen nubes oscuras / en mi alma"), con cada canción como un vistazo diáfano a un cuadro diferente que enmarca el descenso del invierno: hojas color óxido, estanques congelados, lunas crecientes frías. Lundvall ha considerado durante mucho tiempo Last Light como una de sus favoritas en su discografía, y es fácil entender por qué. Con su textura, delicadeza y ritmo, evoca vívidamente la inusual atmósfera de la frágil y gélida novela negra pastoral plasmada en sus icónicas pinturas al óleo. El suyo es un arte de lo medio visto y medio recordado, de figuras, formas y sombras fugaces, y de la oscuridad que se cierne sobre todo lo que desaparece y los fantasmas que nunca se van: «Así que espero / mientras los años / lentamente drenan la magia y la luz / y la chica / que nunca amé / me persigue por los oscuros caminos de mi vida».