Detalles: Prensado del LP de vinilo. En diciembre de 2016, tras más de un año de gira mundial con su LP de 2015, "Over and Even", Joan Shelley y Nathan Salsburg se dirigieron a Chicago, a pocas horas al norte, donde se unieron a Jeff Tweedy en el estudio Loft de Wilco durante cinco días. Spencer Tweedy, recién llegado de la universidad, se unió a la batería, mientras que James Elkington (colaborador tanto de Tweedy como de Salsburg) alternaba entre el piano y la guitarra resonadora. Jeff añadió acentos eléctricos y algo de bajo, pero sobre todo, ayudó a la banda a mantenerse al margen. "Protegía las canciones. Nos detenía antes de que fuéramos demasiado lejos", dice Shelley. El Loft resultó esencial para ese enfoque, ya que estaba diseñado para capturar cada momento musical, de modo que no se perdía ninguna toma. Si, por ejemplo, ocurría algo de magia mientras Spencer añadía la batería a una melodía que nunca había escuchado, o mientras Elkington trasteaba tras un piano, la cinta seguía rodando. De hecho, la mitad de estas canciones son primeras tomas. "La primera vez siempre es la mejor. Es entonces cuando todos están en vilo, escuchando para no arruinarlo todo", añade Shelley. "Dependen el uno del otro para superarlo". Es apropiado que el álbum resultante lleve su nombre. Al fin y al cabo, estas son las reflexiones más seguras y completas de Shelley hasta la fecha, con letras tan sutiles y sensibles como su voz inigualable y una banda que ofrece apoyo con moderación y matices. En once canciones, este es el sonido de Joan Shelley, que emerge como uno de los grupos de emociones más expresivos de la música.