Detalles: John Metcalfe, quien realiza arreglos para grandes figuras como Coldplay, Simple Minds y The Pretenders, ha producido álbumes con Peter Gabriel y ha estado de gira durante décadas como miembro del Cuarteto Duke. Ahora lanza su álbum debut con el sello Neue Meister. Metcalfe siempre ha estado rodeado de música. De niño, escuchaba a su padre cantar ópera, antes de que su afición por Kraftwerk y Joy Division lo llevara a tocar la batería en una banda de instituto. Pero fue su mudanza a Manchester lo que realmente aceleró su desarrollo artístico y lo llevó a encontrar su verdadera vocación. Su incorporación a la banda de culto The Durutti Column, entonces firmada con el legendario sello Factory Records, lo llevó a la órbita de Tony Wilson y The Hacienda, eventos formativos que ayudarían a fomentar su espíritu rebelde. Poco impresionado por las restricciones exigidas por la industria discográfica clásica, Metcalfe convenció a Wilson para que fundara el innovador sello Factory Classical, destinado a descubrir nuevos talentos británicos emocionantes y poco convencionales. Fue aquí donde Metcalfe encontró su hogar y el grupo que definiría su carrera musical: el Cuarteto Duke. Durante casi 30 años, han estado a la vanguardia de la música británica contemporánea, innovando y deleitando a partes iguales. Trabajando con artistas de renombre mundial de todo el espectro cultural, desde el pop y la danza hasta el cine, la televisión y el teatro, Metcalfe perfeccionó sus habilidades como arreglista y productor; ahora es uno de los arreglistas más solicitados del Reino Unido, colaborando regularmente con algunos de los nombres más importantes de la música. Como solista, Metcalfe explora los paisajes sonoros electroclásicos y las fronteras entre géneros. Sus composiciones, de gran precisión, son pulcras pero a la vez grandiosas, tanto en términos de sonido como de las ideas conceptuales que las sustentan. Absence, el quinto disco que lleva su nombre, supone un cambio radical para Metcalfe, enmarcando imágenes y temas audaces con algunas de las estructuras de canciones más convencionales que jamás haya empleado. Pero también es su obra más conmovedora, ya que deconstruye un tema que le ha interesado desde su infancia en Nueva Zelanda: afrontar la pérdida.