Detalles: «Lo que hace tan extraordinarias las sonatas solistas de Ysaye reside en la riqueza de sus armonías, que ofrecen infinitas posibilidades para explorar un amplio espectro de contrastes en la proyección sonora y los efectos violinísticos cada vez que se las escucha. Para mí, estas obras son como un océano infinito, donde cada inmersión revela algo nuevo, envolviéndote en una paleta infinita de colores y emociones. La experiencia tanto de tocarlas como de escucharlas es realmente impresionante, pues te invitan a un mundo de perpetuo descubrimiento, donde la música parece respirar y transformarse con cada interpretación». Elvin Hoxha Ganiyev El violinista y compositor belga Eugene Ysaye (1858-1931) creó Seis Sonatas para Violín Solo, Op. 27 en 1923. Su intención era dejar un legado para las generaciones futuras que daría testimonio de las técnicas de interpretación de su tiempo, con especial énfasis en la evolución del lenguaje musical desde la era de Johann Sebastian Bach. Como escribió: De hecho, las Seis Sonatas están dedicadas a violinistas de origen europeo, en orden: húngaro, francés, rumano, austriaco, belga y español. Sin embargo, el proyecto de Ysaye estaba esencialmente separado de las preocupaciones nacionales o eurocéntricas, ya que las dedicatorias estaban destinadas a conmemorar a los más grandes músicos de la generación más joven. La estructura de la colección y el número de obras hacen referencia a las Sonatas (tres piezas) y Partitas para Violín Solo (tres obras) de Bach, que Ysaye y sus contemporáneos consideraban un punto de referencia significativo en la literatura para violín. Las referencias a Bach, tan evidentes tanto en toda la colección como en cada una de las sonatas, no son, sin embargo, las únicas que se pueden encontrar en el Op. 27. También hay notables influencias de la canción romántica y las arias operísticas de mediados del siglo XIX, entrelazadas con referencias a secuencias medievales y al estilo virtuoso de Niccolò Paganini. Al componer las Sonatas Op. 27, Ysaye se retiraba de la vida concertística. Por lo tanto, esta colección sirve como un testimonio musical único, que comenta los logros interpretativos de su época y anticipa el desarrollo posterior de la literatura para violín. Particularmente impactantes son los motivos recurrentes de advertencia e interrupción, que presagian de forma provocativa los cambios en el lenguaje musical de la segunda mitad del siglo XX.