Detalles: Los momentos más destacados recorren la historia de los Días del Jazz de Berlín, y el 7 de noviembre de 1968 fue particularmente memorable. Esa noche, Dizzy Gillespie visitó la ciudad a orillas del río Spree; eso por sí solo sería suficiente para que cualquier aficionado al jazz saltara de alegría, ya que para entonces el incomparable trompetista era una de las pocas constantes que aún quedaban en el jazz moderno. Y no había traído una orquesta cualquiera: la formación de Dizzie incluía solistas excepcionales de todas las etapas de su carrera: el saxofonista Cecil Payne y el trombonista Ted Kelly de los años cuarenta, su colega Curtis Fuller, de los grupos de Dizzie de los años cincuenta, y de la joven generación de los sesenta, el trompetista Jimmy Owens, protegido de Gillespie. Estas son solo algunas de las mentes creativas de la estelar "Reunion Big Band" de Dizzie. Formada por Gil Fuller, compañero musical de Gillespie desde hace muchos años, la banda solo necesitó unos días de ensayo para estar al unísono y listos para su triunfal gira europea. Se pavonean en seis piezas, desde la energía exuberante y animal de "Things To Come", pasando por el bajo vibrante de Paul West en "One Bass Hit", hasta "Frisco", la composición del pianista Mike Longo con su ostinato cromático que resuena como la banda sonora de una película de gánsteres. Desde "Con Alma", con un marcado acento latino, con Dizzy bailando durante toda la pieza, hasta "Things Are There", con un arreglo preciso, una persecución salvaje que, tras una serie de excelentes solos, culmina con los fuegos artificiales de la batería de Candy Finch. Dizzy Gillespie comentó entonces que era su mejor big band de los últimos 20 años. Después de escuchar la música, no dudarás en estar de acuerdo.