Detalles: En su nuevo álbum, Meet Me at the Gloaming, la cantante, compositora, multiinstrumentista y productora angelina, AO Gerber, lidia con las limitaciones que le inculcaron de niña para alcanzar la plenitud que surge cuando miramos más allá del blanco y negro, hacia la grisácea gasa de lo intermedio. "Pensaba en lo dañino que puede ser vivir en ese espacio binario del bien y el mal", explica Gerber. "Cuando vemos todo en términos de "o esto o aquello", perdemos los matices y la complejidad que hacen que la vida sea lo suficientemente rica como para merecer la pena vivirla". Al entrelazar la memoria y la imaginación, Gerber crea un futuro brillante, donde la luz y la oscuridad no solo coexisten, sino que crean un color completamente nuevo. El LP debut de Gerber, Another Place To Need (2020), fue aclamado por la crítica por sus reflexiones orquestales y sinceras sobre las relaciones fragmentadas y la jaula de la sobrepensación. Si bien ese disco tardó tres años en completarse y contó con la colaboración de Gerber con gran parte de su comunidad musical en Los Ángeles y el Área de la Bahía, incluyendo a Sasami, Madeline Kenney, Marina Allen y Noah Weinman (Runnner), Gerber redujo el equipo para Meet Me at the Gloaming. Coproduciendo de nuevo con Madeline Kenney, Gerber evitó el proceso habitual de buscar retroalimentación constante y, en cambio, se dedicó a un proceso más aislado, produciendo posteriormente gran parte del disco en casa. "Encontré mucha sanación al hacer este disco porque tuve que ser yo quien diera las órdenes", dice. "Me di cuenta de que puedo existir como música completamente al margen de las opiniones de los demás". Mientras grababan en el estudio en casa de Kenney por las noches y los fines de semana entre sus trabajos diarios, Alex Oñate se unió a Gerber y Kenney en la batería, mientras que Gerber también colaboró ​​de forma remota con Megan Benavente en el bajo y Lauren Elizabeth Baba en el violín y la viola. Este proceso, un tanto aislado, refleja la naturaleza profundamente introspectiva y reflexiva de "Meet Me at the Gloaming". Aquí, Gerber explora su crianza, gran parte de la cual transcurrió bajo la atenta mirada de un maestro espiritual que guió a su madre a desarraigar por completo sus vidas y trasladar a la familia del norte de California al sur de Oregón. Pero esta no es una composición mordaz de redención o venganza; en cambio, Gerber analiza su propia historia con cuidado y gracia. "Puede ser difícil escribir sobre tu infancia cuando sientes tanta vergüenza", explica. "Quería abordarla desde múltiples perspectivas, para intentar comprender la complejidad de las experiencias y relaciones formativas y resistir la tentación de simplificarlas en exceso". Meet Me at the Gloaming es sin duda un álbum que penetra el dolor de frente, pero no carece de esperanza ni certeza. Como cortinas lo suficientemente fuertes como para bloquear la vista, pero lo suficientemente delgadas como para dejar entrar la luz, Gerber reivindica el significado de la bondad, donde el brillo intenso y abrumador se atenúa en un hermoso azul iridiscente. Durante el crepúsculo nos encontramos entre dos espacios, dos mundos, dos identidades, y es aquí donde podemos abrazar plenamente todo lo que somos.