Detalles: Este es el primer CD de Lieder en solitario de Andreas Bauer Kanabas. Se hizo un nombre poco común en el mercado discográfico, pero viaja por todo el mundo y canta en los principales teatros de ópera. Su voz de bajo es una rareza en el mercado de Lieder y muestra una gran variedad de matices en las conocidas canciones de Schubert. El primer grupo de canciones, con textos de Ludwig Rellstab, comienza con un tono relativamente despreocupado y entusiasta: se respira un aire primaveral. En Frühlingssehnsucht, el "deseo creciente" se ilustra con gran colorido mediante imágenes de la naturaleza, como el gorgoteo plateado del arroyo, una evocación de espléndida vitalidad. Pero pronto las nubes oscurecen el horizonte: el arroyo se convierte en un torrente furioso de emociones negativas. La euforia da paso a la decepción. El entusiasmo se frena: escuchamos la despedida, con un claro toque de amargura. En el siguiente grupo de textos de Heinrich Heine, la historia regresa a su inicio: ahora menos entusiasta, algo más distante y con un final aún más amargo. Hemos optado por ordenar estas canciones en una sucesión significativa que comienza con el despertar del amor y pronto llega a su inminente fin. ¿Se trata de amor o solo de lujuria? ¿Por qué todo resulta tan insatisfactorio y doloroso al final? ¿Acaso las jóvenes pescadoras de este mundo son demasiado ignorantes como para percibir las cualidades admirables del poeta? De lo contrario, ¿por qué siempre termina en derrota? «Mi corazón es como el mar: hay tormentas, hay reflujo y flujo, pero en las profundidades se encuentran muchas perlas hermosas». ¿Acaso este pasaje es la clave? Con alegre franqueza, quien anhela la plenitud comienza admitiendo su tendencia al capricho y la seducción. Se siente arrastrado, sin poder hacer nada, por sus emociones como si fueran mareas oceánicas. Presionando su demanda, anhela ganarse la confianza de la joven pescadora, pero ella tendría que bucear muy profundo para encontrar una hermosa perla. Para cuando llegamos a la siguiente canción, ambos se miran con absoluta incomprensión. Las lágrimas fluyen silenciosamente, y la separación ya está en marcha. «Y oh, no puedo creer que te haya perdido», escuchamos en la penúltima canción. Quien busca y nunca llega a su destino, sin alcanzar la redención ni el regreso a casa, en última instancia sufre bajo su propia naturaleza. El «mundo de tristezas» que debe soportar no es otra cosa que su propio anhelo insatisfecho: un anhelo de ser amado y de amar. El CD cierra con Die Taubenpost, que se representa a sí mismo, pero también resume alegóricamente lo que todas estas canciones tienen en común: el anhelo.