Detalles: Anthony Romaniuk, multitecladista, alquimista del piano o, como algunos lo llaman, «políglota musical», presenta su nuevo álbum de la siguiente manera: «Recuerdo con mucha claridad las ocasiones de mi infancia en las que, al asistir a un concierto, una sensación mágica se apoderaba tanto del público como de los intérpretes. Era como si todos los presentes formaran parte de la actuación y experimentáramos una especie de éxtasis colectivo. De adulto, he intentado comprender este fenómeno de concentración colectiva. Me parece que cierto tipo de obra musical induce de forma natural a este estado, obras en las que el ritmo es hipnótico, casi de trance y continuo. Para este álbum, buscaba música que encarnara esta cualidad, piezas en constante movimiento». Como en una fascinante galería de retratos, nos encontramos con música de Kapsberger, Scarlatti, Purcell, Bach, Beethoven, Schubert, Schumann, Shostakovich, Stravinsky, Ravel, Satie, Ligeti, Adams, e improvisaciones, tocadas en un piano de concierto Fazioli, un fortepiano Graf de 1835, un muselar flamenco, un clavicémbalo del siglo XVII, un piano electroacústico Yamaha CP80 y un sintetizador Prophet Rev2.