Detalles: Kathleen Hanna reunió sigilosamente a los miembros de The Julie Ruin sin que ninguno de ellos se diera cuenta de lo que estaba sucediendo. Todo comenzó a finales de 2009. Kathleen no había publicado un álbum desde This Island (2004) de Le Tigre y estaba lista para volver a la música. Sabía que su antigua compañera de banda de Bikini Kill, Kathi Wilcox, se mudaría a Nueva York pronto, así que ni siquiera se molestó en buscar un bajista al principio. Carmine Covelli, quien había estado de gira con Le Tigre como su gurú de videos, se lo estaba pasando genial en la fiesta de cumpleaños de Kathleen cuando ella, de repente, le pidió que fuera el baterista. Admirador de toda la vida de Kathleen, Carmine no pudo decirle que no en su propia fiesta, así que, por supuesto, se unió a la banda. Sara Landeau y Kathleen dieron clases en Girls Rock Camp y Kathleen la convenció para que se uniera a la banda intercambiando clases de Pro Tools por clases de guitarra. El estilo surfero de Sara encajó a la perfección con la visión sonora de Kathleen para su nueva banda. Kathleen contactó con Kenny Mellman para proponerle componer canciones country juntas y vendérselas a otros artistas. Una semana después de su primera reunión, el misterioso "manager" de Kathleen (quien, según Kenny, no existe) le dijo que nunca irrumpirían en la escena musical de Nashville, así que Kenny bien podría unirse a su nueva banda a los teclados. Listo. A finales de 2014, comenzaron a trabajar en su segundo álbum, Hit Reset, que saldrá el 8 de julio con Hardly Art Records. Mezclado por Eli Crews (con quien la banda colaboró ​​en Run Fast), Hit Reset amplía el sonido consolidado de la banda: más bailable en algunos momentos y más melancólico en otros, con coros de chicas e incluso una emotiva balada final. Hit Reset es el sonido de una banda que ha encontrado su punto justo. La voz de Kathleen es poderosa y sus letras son tan directas y conmovedoras como siempre. Desde los escalofriantes primeros versos de "Hit Reset" ("Pezuñas de ciervo colgando en la pared, casquillos de bala en el armario del pasillo") hasta los conmovedores versos de "Calverton" ("Sin ti podría estar entumecido, escondiéndome de todos en mi apartamento / Sin ti tomaría la quinta enmienda, o estaría en mi lecho de muerte todavía lleno de deseos"), Hanna da un salto hacia lo personal que no se ve del todo en el primer álbum o posiblemente ni siquiera en el resto de su obra.