Detalles: Ben Kim escribe: «Hace tiempo que me interesa usar el piano moderno para imitar el temperamento único del fortepiano, para que las notas no solo canten, sino que hablen como una voz humana, acentuando no solo los exuberantes sonidos vocálicos del piano moderno, sino también las consonantes cortas y staccato que crea el fortepiano. Mozart es un maestro de la lírica, pero hay aún más capas de dimensión que revelar al añadir la percusión del fortepiano, a veces bajando al piano moderno de su pedestal contemporáneo y entrelazando la textura más transparente de su hermano histórico con la orquesta. Para esta grabación, tuve el privilegio de tocar con miembros de una de las orquestas más prestigiosas del mundo. Trabajando con el director Michael Waterman, nuestra esperanza era que la orquesta estuviera completamente integrada, para crear un todo que fuera mayor que la suma de sus partes, solista incluido. La grabación se realizó sin director, en un enfoque diplomático más común en conjuntos de cámara que en una orquesta de 28 músicos. Tomamos decisiones musicales con mucha antelación y, durante el ensayo, logramos el equilibrio necesario para que el piano acompañara adecuadamente a la orquesta, y no solo al revés. Al retirar la tapa para abrir el piano, la orquesta se acomodó a su alrededor, de modo que yo estaba frente a frente con los instrumentos de viento operísticos, colocándolos en primer plano, con fácil acceso a todos los músicos de cuerda a mi alrededor. En esta configuración, pudimos disfrutar plenamente del registro medio, a menudo subestimado y acompañante, que a menudo forma la columna vertebral de la música y contribuye enormemente a su carácter. En conjunto, esta actitud de camaradería musical fue fundamental para ayudarnos a crear un sonido y una sensación distintivos para estas obras tan apreciadas.