Detalles: Dicen que uno se pasa la vida entera escribiendo su primer álbum, fusionando cada momento formativo, giro garabateado y epifanía temática en un collage fantástico. El multiinstrumentista K. Ishibashi (también conocido como Kishi Bashi) desmiente ese viejo dicho. El título del álbum debut de Kishi Bashi de 2011, 151a, es una variación de la frase japonesa "ichi-go ichi-e", que se traduce aproximadamente como "un tiempo, un lugar". Eso es exactamente lo que representa este debut: un tiempo singular, un lugar inimitable, una plataforma de lanzamiento para cosas más grandes y mejores por venir. "Es un juego de palabras que se traduce como una estética interpretativa: tener una interpretación única en su tiempo, con imperfecciones, y disfrutarla mientras se pueda", declaró Ishibashi a NPR durante el lanzamiento del álbum. "El dicho me recuerda que debo aceptar mis errores y seguir adelante". Producido e interpretado exclusivamente por Kishi Bashi, 151a es una muestra de talento y ambición singulares, que no pasó desapercibido para sus fans ni sus colegas. Además de impulsar la carrera de Kishi Bashi como solista, este debut contundente lo convirtió en uno de los violinistas más solicitados de la música independiente. Ya no estaba relegado a un segundo plano como colaborador de Regina Spektor, Sondre Lerche, de Montreal, y otros; el nombre de Kishi Bashi perduró con mérito propio. Tan profundamente personal como es sin duda 151a, el disco estuvo animado por una profunda y duradera colaboración. Tras la colaboración de Kishi Bashi con el montrealés Kevin Barnes en el decisivo álbum de art-pop Paralytic Stalks, su visión del mundo y su enfoque artístico mejoraron. Los hábitos estrictos se relajaron, las paletas sonoras se expandieron y una orquesta unipersonal surgió de una base de loops de cuerda. Desde el doo-wop deconstruido al estilo de los Beach Boys de "Wonder Woman" hasta la amenazante fusión de matices orientales y óperas occidentales de "Beat the Bright out of Me", 151a es una mediación entre pulsiones opuestas que ofrece una posible reconciliación, pero nunca la promete. La fuente emocional del álbum, "I Am The Antichrist To You", fue reinventada en 2021 cuando apareció en la comedia animada de ciencia ficción Rick and Morty, presentando a Kishi Bashi a una nueva generación de fans maravillados. Kishi Bashi también utiliza 151a como vehículo para explorar su trasfondo cultural. Utilizando estribillos japoneses como recurso compositivo y textual (la grandiosidad polirrítmica de "Bright Whites"; el alegre surrealismo de "It All Began With a Burst"), Kishi Bashi celebra su herencia con sinceridad. Se cantan frases y versos japoneses como respuesta a las resplandecientes llamadas de Kishi Bashi, ofreciendo a los oyentes una conversación que encaja con los temas del álbum: amor, sentimentalismo y autodescubrimiento. Hoy, el "tiempo único" y el "lugar único" que habitó 151a parecen más lejanos que nunca, casi rozando los reinos celestiales del tiempo y el espacio. Pero tengan la seguridad de que, con cada escucha, el mundo que Kishi Bashi construyó cobra vida. El mundo de 151a nunca se fue; solo esperaba ser redescubierto.