Detalles: Durante el siglo pasado, la música vocal ortodoxa rusa experimentó dos períodos de renacimiento. El primero, que comenzó a finales del siglo XIX, consistió en un retorno a las fuentes populares del canto religioso en la tradición del canto znamenny, transmitida desde sus orígenes en el antiguo canto bizantino y mantenida por iglesias y coros de toda Rusia hasta el siglo XVII, cuando gobernantes como Catalina la Grande comenzaron a mirar hacia Occidente en busca de identidad cultural. Compositores como Kastalsky, Chesnokov y Grechaninov repudiaron las influencias italianas y francesas que habían moldeado la obra de compositores de la época clásica y romántica, como los Conciertos Sagrados de Bortniansky. Este renacimiento fue prefigurado por la versión de Tchaikovsky de la Liturgia de San Juan Crisóstomo en 1878 —en su época una obra controvertida, rechazada por la Iglesia— y alcanzó su apogeo con los dos ciclos sagrados de Rachmaninoff: otra versión de la Liturgia y luego su obra maestra religiosa, las Vísperas (Vigilia Nocturna) de 1915. Una vez más suprimida por la Revolución de 1917, una auténtica corriente de música sacra rusa tuvo que esperar hasta la era de la glásnost a finales de los 80 y principios de los 90. El Coro Masculino Rybin pudo formarse de nuevo para cantar y grabar el repertorio que constituye el patrimonio musical de su país, y la mayoría de estas grabaciones datan de principios de los 90, publicadas por primera vez en el sello 'Saison Russe' para su renovación. Conjuntos como el del sello Chant du Monde, inaccesible durante mucho tiempo, ahora reeditado aquí por primera vez.