Detalles: Desde el lanzamiento de su álbum debut homónimo en 2012, que The New Yorker describió como "Uno de los mejores álbumes del año... una pieza contundente, ruidosa y emocionante", METZ, el trío de Toronto, se ha ganado el reconocimiento internacional como uno de los grupos en vivo más electrizantes y contundentes, realizando giras extensas y ofreciendo cientos de conciertos cada año por todo el mundo. Ahora, Alex Edkins (guitarra, voz), junto con Hayden Menzies (batería) y Chris Slorach (bajo), están listos para lanzar su esperado tercer álbum, Strange Peace, un golpe contundente pero ingenioso que rompe con el statu quo. "El mejor punk no es tanto un asalto como un desafío a lo normal, a lo cómodo o simplemente a lo esperado. Al borde de la implosión perpetua", escribió NPR en su entusiasta reseña del segundo álbum de METZ de 2015, II. Strange Peace se grabó en Chicago, en directo, desde la pista de baile hasta la cinta, con Steve Albini. El resultado es una marcada maduración artística hacia un territorio nuevo y alarmante, superando frenéticamente los límites previos de la banda, a la vez que captura la notoria intensidad de su directo. El trío continuó ensamblando el álbum (incluyendo grabaciones caseras e instrumentación adicional) en su ciudad natal, añadiendo los toques finales con su colaborador de siempre, ingeniero y mezclador, Graham Walsh. Strange Peace no es simplemente una colección de once canciones desinhibidas y urgentes. Es también una especie de desahogo sónico, una crítica social truculenta que conmueve y provoca, emociona y perturba. Con toda la placentera tensión y ansiedad de un sueño febril, Strange Peace es a partes iguales desafiante y accesible. Es este inverosímil equilibrio, moviéndose de un extremo a otro del espectro musical, que solo una banda con la potencia y capacidad de METZ puede mantener: discordante y melódico, potente y controlado, meticuloso e instintivo, sutil y complejo, preciso e imprudente, incondicional e implacable, brutal y optimista, aterrador y divertido. «Su latigazo de distorsión se crea con precisión, un caos contenido. Pero nunca hablarías de ellos así. Porque METZ no es algo que se estudie ni se analice», escribió Liisa Ladouceur en Exclaim! «Son algo que se siente: una transferencia de energía, pura y simple». En otras palabras: sentir algo, con fiereza e intensidad, pero juntos, no solos.