Detalles: En 1968, Doug McKechnie, oriundo del Área de la Bahía, se hizo con uno de los primeros sintetizadores modulares Moog jamás fabricados y comenzó a encontrar su propia manera de tocarlo. Pronto, ya llevaba consigo el delicado instrumento para ofrecer conciertos improvisados ​​en universidades y salones de baile psicodélicos, además de una desafortunada aparición en el cartel de Altamont. Algunas de las actuaciones fueron grabadas, y las cintas que se conservan —inéditas hasta ahora— capturan un sonido fluido y transportante que llena el vacío entre la austera vanguardia académica de mediados de siglo y las extensas suites cósmicas de Tangerine Dream y el resto de la Escuela de Berlín de los años 70. Estas piezas representan aproximaciones tempranas, sorprendentemente completas, a la idea misma de la síntesis musical... cautivadoras incluso para los oídos modernos. -Goldmine "Presagia las bandas sonoras de Tangerine Dream y, en sus momentos más oscuros, las de Acid Tracks". -The Wire