Detalles: Ghost Ranch. Si no encuentras la dirección, has llegado al lugar indicado, donde todos los elementos esenciales siguen fermentando. Esto es Ghost Ranch, un espacio libre que solo puede garantizar lo ilimitado: sin techo, sin cruz que nos guíe; ni una sola pared sólida tras la que escondernos, que limite la visión o nos confine. Como los créditos iniciales de un western desenterrado, la inquietante armónica de Georg nos introduce en el primer tema, "Bewildering Black and White Moments Captured on Trail Cams". Como recuerdos aferrados y arrugados por la muerte; recuerdos preventivos de naturalezas muertas que solo podemos experimentar plenamente cuando nadie más nos mira, ni siquiera a su desconocido protagonista. O tal vez solo una especie de retorcida serie de recuerdos lejanos... Cuando Georg repite "No existe tal cosa...", al principio vibra fatalista, la forma en que niega al verdadero creyente y el terreno común. Pero Georg aquí se deshace del artificio, llevándolo a su esencia más auténtica, liberando al oyente de lo correcto o incorrecto mientras "el principiante" se declara inocente. Si bien es orgánico, el cristalino del ojo humano a menudo puede fallar, generando dudas sobre lo que vemos. "¿Son bonitos los ángeles?" reflexiona sobre este enigma, cuestionando nuestra propia honestidad: ¿De verdad guardamos nuestros secretos o los dejamos en la puerta? Sea como sea, sabemos que hemos llegado al escuchar la inconfundible guitarra de Marc Ribot (Tom Waits, Elvis Costello) que adorna los espacios vacíos; reaparece un poco más estridente en "Beautiful Day" junto a Jolie Holland, cuya voz invitada ofrece un prudente ancla a la celebración.