Detalles: Mia Zapata fue la mejor cantante de rock de su época. Posiblemente fue la mejor cantante de blues de la historia del punk rock, la mujer que unió el 78 con el '78. La tragedia no lo hizo realidad. Mia Zapata lo hizo realidad, y la feroz estructura de metralla que la rodeaba, construida por Andy Kessler (guitarra: metronómica y furiosa), Matt Dresdner (bajo: fluido, contundente, rítmico y melódico) y Steve Moriarty (batería: marcial y explosiva), quienes, junto con Mia, formaron The Gits, lo hicieron realidad. Los Gits se formaron en el Antioch College de Yellow Springs, Ohio, a mediados de 1986, intercambiando obras de arte, thrash, noise, punk rock, rock clásico y todo tipo de melodías mágicas, tontas y librescas que te proporcionaba una educación en humanidades a la antigua usanza. Durante los años siguientes, se esforzaron por convertirlo todo en algo duro, sensible, brutal y amable a la vez. Andy, Matt, Mia y Steve se mudaron a Seattle a mediados de 1989 y se instalaron en una casa en Capitol Hill, donde ellos (y otros compañeros de viaje) compartieron sus conocimientos y ensayaron durante los años siguientes. Los Gits publicaron tres EP en 1990 y 1991 antes de firmar con C/Z Records y lanzar su primer álbum de larga duración, Frenching the Bully. Seattle rápidamente se apropió del cuarteto y adoptó la mezcla de feroces colmillos y tierno corazón de los Gits, el slap/slap de las guitarras y el magnífico y delicado trasfondo de las emociones poéticas. Estas cualidades no solo encajaban con la filosofía grunge de mirada inocente y garras afiladas, sino que les valieron a los Gits el respeto de sus colegas, incluyendo a Nirvana, quien los eligió para abrir un importante concierto local en 1990. Luego sucedieron otras cosas, y su frenética y confesional bola de nieve de corazones punzantes empezó a rodar cuesta arriba a toda velocidad; los Gits "rápidamente" (¡ja! ¡Después de media década aprendiendo a implosionar y explotar corazones y a pisotear múltiples escenarios de madera suavizados por la cerveza y con sabor a Marlboro!) inspiraban éxtasis, asombro y la levitación que se produce cuando la emoción máxima se encuentra con la máxima intensidad frente a amplificadores que escupen algo que sonaba como la loca unión de la arrogancia de Bolan y la tensión de Dischord... todo liderado por una mujer genuinamente incomparable que contuvo el corazón y lo compartió, con toda su celebración y miedo, sin dudarlo. Los Gits eran un grupo furioso y enardecido, totalmente en sintonía y afinado por la Bessie Patti Smith de su tiempo, verdaderamente la única cantante que podía convocar a Joplin, Poly Styrene, Sam Cooke, Iggy Pop e Ian MacKaye, todos en la misma maldita canción. En 1993, menos de cuatro semanas después de aceptar una oferta de Atlantic Records, Mia falleció. Lo dejo ahí, porque no se trata de la muerte; se trata de una vida extraordinaria. No digo: "Deberías haber estado allí", digo: "Tenemos suerte de que muchos de nosotros estuviéramos allí, y me alegra mucho que tengamos esta extraordinaria prueba del poder y el talento de Mia y los Gits, que ahora pueden tener en sus manos". Y quiero señalar que Frenching the Bully, este extraordinario testimonio del alma, la conmoción, la furia y el sentimiento de los Gits, lleva mucho tiempo agotado en vinilo y CD, y esta nueva edición, remasterizada por el legendario ingeniero de Seattle, Jack Endino, lo rectifica con alegría. -Tim Sommer