Detalles: A principios de 2018, Nathan Jenkins regresó de la costa de Arrábida a su nuevo estudio en casa, en una cabaña escondida tras el majestuoso hotel ambientado en Lisbon Story, de Wim Wenders. Tras una pausa para almorzar bajo una datura en el jardín, muy lejos del apartamento en el sótano de Finsbury Park que alquiló el año anterior, surgieron una serie de grabaciones que dieron origen a un EP: We Had A Good Time. Música inspirada en viajes fuera de la ciudad en un Renault 9 Super de 1987, Pitchfork atribuyó «extraordinarios poderes curativos» a la canción principal, «Hula». Tras dejar Londres para establecerse en Portugal, Nathan perdió el gusto por la vida nocturna y abandonó un programa de radio de larga trayectoria en NTS. Dedicó gran parte de su tiempo en el extranjero a una colaboración de larga duración con Westerman, cuyo álbum grabaron en una zona remota del Algarve en 2019. La discografía de Nathan se inauguró en 2007 con Pet Sounds: In The Key Of Dee, antes de virar hacia una dirección más electrónica con Get Familiar y Young Heartache. Desde la samplería de Too Right (2011), la new wave y el rave de Say Arr Ee hasta Love Me Oh Please Love Me, con influencias de Robert Wyatt, ha trazado una trayectoria deliberadamente peculiar. Rooster (2015) fue el Bush Of Ghosts de Eno & Byrne con un toque de electro shangaan. Mientras que la asociación de Nathan con su colega y excéntrico autor pop, Jesse Hackett, como Blludd Relations, se tambaleó como un príncipe a medio cortar. Alternativas rítmicas y collage. Sambas vanguardistas sincopadas. Jazz de ciencia ficción descentrado. Piense en Asha Putli en el lugar de la cantina de Star Wars. Artístico, angular. Rico, pero despejado. Frenético, eléctrico, difuminando los límites entre lo que se samplea, lo que se toca. El de Nathan es un pop voluntariamente extraño, mostrado en 2016 en su álbum Loop The Loop. Descarriado, pero tejido con ganchos que surgen de la nada. Solos líricos, a menudo hermosos, de violín, oboe y guitarras disecadas. Canciones que demuestran una alegría que se toca con los dedos, una negativa a quedarse quieto. Donde siempre existe la urgencia de interrumpir un ritmo de carnaval con una explosión de cascos de caballo al galope. O yuxtaponer acordes ambientales con un kazoo. Una lista de las aventuras musicales de Nathan abarca trabajos con Paul Epworth, Sampha, Westerman y Nilüfer Yanya. Las remezclas por encargo abarcan desde Dita Von Teese hasta Model 500, Tricky, Todd Terje y Lee "Scratch" Perry. Sus trabajos en solitario han aparecido en sellos como Honest Jon's, R&S, Young Turks, Whities y The Trilogy Tapes. Blue Pedro, con este último, se ha posicionado en el Top 100 de Canciones de la Década de Crack Mag. En 2012, Nathan fundó su propio sello, DEEK Recordings, asumiendo el rol de productor interno para sus colaboradores. El lema y la estética del sello, ¡Pop, no bazofia!, se ilustra con una lista de reproducción continua del mismo nombre y se explora con más detalle en una serie de compilaciones donde Nathan y sus amigos versionan y reinterpretan clásicos olvidados, desde country alternativo hasta oscuras bandas sonoras del cine de autor europeo de los 80. Alternando entre Captain Beefheart, The Pixies, Sade y Mazzy Starr, DEEK es igualmente excéntrico, no lineal y pop culto. Laura Groves y Nautic: la materialización y cristalización de un amor compartido por las Cocteau Twins.