Detalles: En general, es otro álbum notable de Walker, pero hay que reconocer que hay un par de temas flojos, en concreto el dueto "Stateline Fireworks", que parece un poco fuera de lugar, y la pesada "Slow Leak", que le quita algo de ritmo. El repertorio, con una introducción que invita a dar propina a los camareros, está pensado para sonar como la banda sonora en directo de un concierto de pianista en un club, e incluye una pelea de bar de 45 segundos para dividir el álbum (acertadamente titulada "Bar Fight"). Todo el ritmo se recupera rápidamente con la desenfrenada "Tell Me I'm Pretty (Bethamphetamine Pt. 2)", uno de los pocos temas con mucha guitarra. Y por muy divertidos que sean esos momentos estridentes, es una canción como "Holy Water Hangover", el primer sencillo y sin duda una de las canciones más adictivas y pegadizas que Walker ha escrito, la que hace que este álbum sea imprescindible.