Detalles: Ya no vive nadie aquí. Los centros comerciales han cerrado, los probadores están llenos de fantasmas y el carrusel está cubierto de telarañas. Nobody Lives Here Anymore, lo último y más grandioso de Max Clarke como Cut Worms, es la ensoñación fantasmal de un paisaje estadounidense que entra y sale de la mente de Clarke. Grabado entre mayo y noviembre de 2019 en Memphis, Tennessee, el álbum es una bola de nieve de la música popular de mediados del siglo XX, llena de guitarras tintineantes, pianos honkey tonk y órganos Telstar. Un creador constante, ya sea con su alter ego en Cut Worms o en su trabajo de ilustración (diseñando logotipos de marcas y etiquetas de cerveza con imágenes tecnicolor de manicomio), escribir y grabar discos siempre ha sido el motor de Max. Así que, tras un extenso año y medio de gira promocionando Alien Sunset (2017) y Hollow Ground (2018), se dedicó a revisar los fragmentos y bocetos de canciones que había acumulado, junto con un torrente de nuevas composiciones, buscando inspiración en su devoción de toda la vida por el cancionero estadounidense perdido. Para cuando voló a Memphis para trabajar con el productor Matt Ross-Spang en Sam Phillips Studio, ya había recopilado más de treinta canciones nuevas. A diferencia de trabajos anteriores, que se demostraban meticulosamente, Clarke optó por borradores, como si se tratara de uno de sus dibujos, buscando capturar algo más inmediato y honesto. La mayoría de las tomas iniciales se grabaron en vivo con Noah Bond a la batería, mientras Max cantaba y tocaba la guitarra rítmica. Después, construyó arreglos suntuosos en torno a estas interpretaciones íntimas. Caroline (Gohlke), pareja de Max desde hace muchos años, contribuyó con los coros (también fotografió la portada), y un equipo reducido de amigos y estrellas de Memphis se unió para grabar pedal steel, saxofón y cuerdas. Al final, grabaron diecisiete canciones. Con una maleta a rebosar de auténticas joyas de la música americana cósmica y un montón de material nuevo a la vista, Max no vio ninguna razón para contenerse y decidió incluir todas las grabaciones y lanzarlas como un LP doble. "Hacer esto requiere mucho esfuerzo", explica. "Si tan solo pudiera decir algo de vez en cuando, me gustaría decir mucho más si pudiera". Clarke ve este disco como una advertencia figurativa a la capacidad de atención moderna. Afirma que Nobody Lives Here Anymore trata sobre la cultura del consumo de usar y tirar y cómo los sueños húmedos comerciales de la posguerra nunca se hicieron realidad, cómo nada está hecho para perdurar. Considera los años dorados de una sociedad en sus últimas etapas con una curiosidad conmovedora, sugiriendo no solo que nadie vive el sueño americano, sino que ya nadie vive aquí, en este momento. "Trata sobre la nostalgia de la infancia, de un lugar que nunca existió realmente", dice Max. La pérdida de la inocencia persiste en esta obra de 80 minutos mientras Clarke intenta albergar amor y significado en un mundo que se vendió a sí mismo. Explora la nostalgia del pasado en busca de respuestas para el futuro. Y aunque sus grandes himnos rebosan de un encanto pop atemporal, su capacidad para ir más allá de las piruletas y las tomas de manos distingue su obra de la época de los discos de 45 y Top of the Pops.