Detalles: Ocupando los rincones entre la euforia shoegaze distorsionada, la poesía trovadoresca y la catarsis metálica, DIIV —Zachary Cole Smith [voz principal, guitarra], Colin Caulfield [voz, bajo], Andrew Bailey [guitarra] y Ben Newman [batería]— habitan personalmente los rincones de su tercer álbum, Deceiver. Un torbellino trajo a DIIV hasta aquí. Tras Oshin (2012), el grupo lanzó en 2016 el éxito de crítica y fans, Is the Is Are. Recibieron elogios de The Guardian, Spin, Rolling Stone y otros medios. El público de Pitchfork votó a Is the Is Are como uno de los 50 mejores álbumes de 2016, calificándolo de "magnífico". Simultáneamente, el líder Zachary Cole Smith se enfrentó a demonios aparentemente latentes, y el impulso se estancó. Dos años después de embarcarse en un programa de recuperación, Smith ha emergido con la mente despejada y un enfoque renovado. Por primera vez, DIIV vivió con canciones en la carretera. Durante una gira de 2018 con Deafheaven, interpretaron ocho nuevas composiciones como la mayor parte del repertorio. Las melodías progresaron a la par que los músicos. Para cuando DIIV entró en 64 Sound para grabar con el productor Sonny Diperri, la banda sentía cierta confianza. Esto es evidente en el primer sencillo, "Skin Game", que avanza con un riff de guitarra limpio antes de desdoblarse en un gancho hipnótico compensado por un ritmo desfasado y un solo tarareable. "Siendo yo mismo un adicto en recuperación", dice, "me surgen muchas preguntas como: '¿Quiénes somos? ¿Qué es esta enfermedad?'. 'Skin Game' analiza el origen del dolor: las experiencias personales, físicas, emocionales y políticas más amplias que alimentan el ciclo de la adicción para millones de nosotros". Un ritmo lento y una guitarra lastimera acentúan una disculpa apacible en la magnéticamente melancólica "Taker". Para Smith, se trata de "asumir la responsabilidad de tus mentiras, sus consecuencias y toda la experiencia". Mientras tanto, la ominosa línea de bajo y el ritmo trepidante de "Blankenship" se transforman en esquizofrénicas curvas de cuerda con la virulenta letra. "Acheron", de siete minutos, ofrece un desenlace dinámico, fluyendo a través de un ritmo imponente guiado por ráfagas de lírica y una apoteosis pesada y distorsionada. "Estamos orgullosos de esto, porque nos lo ganamos como banda", dice Cole. "Estoy realmente feliz y agradecido de haberlo hecho en primer lugar. Puedo ver el cambio. No es un disco lleno de soluciones, pero estoy viviendo mi vida. He examinado las consecuencias de mis mentiras; ahora tengo algo que decir".