Detalles: Prensado de LP de vinilo. Lanzamiento en 2018. El rock 'n' roll ha muerto en la ciudad de Nueva York. Larga vida al rock 'n' roll de la ciudad de Nueva York. Mick's Jaguar está trayendo el big rock ruidoso, salvaje y sin miedo de vuelta a Nueva York. Alquileres desorbitados, locales corporativos y chavales escuchando a DJ: es difícil ser una banda en esta ciudad. Esto no es Los Ángeles y Mick's Jaguar es un producto de su entorno: un espacio de ensayo en una mazmorra sin ventanas, seis metros por debajo de la acera cubierta de basura del Lower East Side. Ratas, mugre, los sonidos de la ciudad; la banda saquea alegremente la historia de la música rock para crear un rock 'n' roll completamente moderno, pero clásico. No es exactamente punk, pero tampoco metal, esto es hard rock 'n' roll que ha pasado por las batidoras de cerebros de seis músicos que combinan sus camisetas de Judas Priest con gorras de Steely Dan. No afirman tener linaje musical en Nueva York, simplemente viven allí. La noche que AC/DC tocó en el CBGB sería la comparación más cercana posible. Los tres guitarristas —sí, tres guitarras— abren el álbum con un riff de intensidad descomunal que enorgullecería a un Ramone. Pero luego, como Jim Morrison entrando contoneándose en una vinoteca, se desvía ebriamente hacia un álbum de rock 'n' roll con un sonido potente, a medio camino entre Van Halen y Tres Hombres. Canciones sobre la vida, la muerte, los coches, la sangre, el asesinato, el sexo, las drogas y el alcohol son su mundo. Grabado en Brooklyn en Figure 8 Recording por el genio de la ingeniería Philip Weinrobe, y alimentado por una dieta constante de Allen's Coffee Brandy, las sesiones de Fame And Fortune resultaron en una sola visita al hospital y podría ser el álbum favorito de 1978, 1988 o 2018.