Detalles: Prensado en vinilo. Uno de los incitadores al odio más notorios de la historia del cine es el capitán Ahab, del clásico de John Huston de 1956, Moby Dick. Sus monólogos frenéticos hechizaron a generaciones de espectadores. El músico y artista sonoro berlinés Jan Jelinek ha convertido la voz de Ahab en un instrumento musical. Faitiche presenta la banda sonora de Jan Jelinek para Seascape - polyptych, un software audiovisual desarrollado en colaboración con el artista canadiense de nuevos medios Clive Holden en 2022. Seascape - polyptych se basa en material de origen acústico e imagen de Moby Dick. Mientras Holden manipula secuencias cinematográficas, la voz de Ahab desempeña un papel central en la banda sonora de Jan Jelinek. El volumen y el tono dinámicos del discurso del capitán controlan un sistema de sintetizador que convierte la voz de Ahab en diez paisajes sonoros abstractos. En esta producción, la voz da el impulso y controla las cosas, pero no es el sonido de la palabra hablada en sí lo que se escucha. Solo ocasionalmente se escuchan fragmentos de diálogo que permiten reconocer sílabas o sonidos. En cambio, se escuchan composiciones compuestas de silbidos, paisajes sonoros y sonidos eruptivos. La atmósfera es oscura y siniestra. Aun así, cada pieza posee una estructura sonora clara y sigue una composición dramática comprensible. Esta música es abstracta, pero no abrumadora. Todo lo contrario, Seascape - polyptych invita al oyente a dejarse llevar por la corriente de eventos sonoros. Aunque forma parte de una obra de arte multimedia, la banda sonora puede disfrutarse sin esta superestructura de conexión. Funciona sin conocimientos previos. Pero ¿qué ocurre cuando uno sabe que son las ondas sónicas de una voz humana las que controlan una red de sintetizadores? Si quieres escuchar a Ahab, oirás un coro de Ahabs en cada pieza sonora. El Ahab subliminal amenazante, así como el Ahab conjurador. Finalmente, el Ahab que azuza a su tripulación y los arrastra consigo a la ruina. El majestuoso "ahora en el muelle, esperando y observando", el opresivo "atraído hacia el centro de los remolinos": todo ello es música y también discurso sonoro.