Detalles: Prensado en doble vinilo. Brendan Perry y Lisa Gerrard son Dead Can Dance. Su música comenzó como collages de linajes musicales, tribus perdidas y culturas olvidadas hace mucho tiempo, y al revitalizar tanto del pasado, crearon una obra genuinamente atemporal. Compartían responsabilidades vocales, y si bien Perry era ciertamente capaz de cautivadoras sutilezas y una auténtica sonoridad como cantante, fue más a menudo la rapsódica vocalización de Gerrard la que atrajo la atención de la crítica y los fans. En cierto sentido, Gerrard no solo cantaba para Dead Can Dance: creaba sonidos con su voz y convertía esa experiencia en algo mucho más grande y de mayor alcance que el simple canto. En su álbum debut homónimo, publicado originalmente en 1984, Dead Can Dance logró un embrujo de sonidos, superponiendo guitarras chirriantes e incluso un yang chin similar al de un dulcimer sobre una tensa capa de percusión. Si el alcance del grupo es asombroso, también lo es su disciplinada economía musical: ninguna canción dura más de cuatro minutos ni degenera en una cacofonía informe. Con los miembros del grupo intercambiando instrumentos constantemente, solo las voces de Gerrard y Perry permanecen como foco constante.