Detalles: El cuarto álbum de estudio de Khruangbin, A La Sala ("A la Sala"), es un ejercicio de retorno para ir más allá, y hacerlo a tu manera. Continúa con el misterio y la santidad que son clave en la forma en que la bajista Laura Lee Ochoa, el baterista Donald "DJ" Johnson, Jr. y el guitarrista Mark "Marko" Speer abordan la música. Si Mordechai de 2020, el último LP de estudio que Khruangbin grabó sin colaboradores, fue un disco festivo que engrandeció la reputación musical de la banda a lo largo y ancho, entonces A La Sala es la mañana siguiente mesurada. Es un disco maravillosamente etéreo, completado únicamente en compañía del veterano ingeniero del grupo, Steve Christensen, con mínimas sobregrabaciones. Es una ventana a las riquezas que impulsan la visión de Khruangbin, una reinvención y un reabastecimiento para el largo camino que se avecina. A La Sala reduce a Khruangbin para ampliarlo, una estrategia creativa con el futuro en mente. El ADN musical colectivo del trío, los años dedicados a construirlo en el ambiente cultural local y global de Houston, garantiza que la banda siga sonando como nadie más que ella misma. Una cascada de melodías nítidas emana de la reverberación eléctrica de Marko, danzando suavemente alrededor de los triángulos de bajo minimalistas, casi dub, de Laura Lee, mientras que la batería de DJ sirve como el espacio cerrado y la pista de baile firme donde se desarrolla todo este movimiento. Sin embargo, hay una frescura en la interactividad instrumental de A La Sala, menos preocupada por ir más allá que por profundizar, un profundo deseo de celebrar las maravillas externas del mundo. Donde álbumes anteriores se esforzaban por alcanzar los límites políglotas de la música, tales indagaciones ahora suenan como intimidades entrañables. Aquí, los puntos de contacto sonoros de Khruangbin —ya sean bandas sonoras de películas spaghetti-western (en "Fifteen Fifty-Three"), discotecas de África Occidental (en "Pon Pón"), fantasías de G-funk (en "Todavía Viva"), momentos de baile en el salón (el primer sencillo, "A Love International"), o incluso sonidos ambientales encontrados (en "Farolim de Felgueiras y a lo largo del álbum")— son características intrínsecas. ¡Así son! Únicos y enormes (y en crecimiento), ambiciosos y con mucha determinación. Las aspiraciones y el compromiso de Khruangbin con la creatividad lúdica se extienden incluso a los vinilos de A La Sala, que contarán con siete portadas y colecciones de colores distintivos. Diseñadas por la banda a partir de las numerosas fotos de viajes de Marko, las imágenes son ventanas desde la sala de estar de la banda a un conjunto de ensoñaciones, escenas de cielos imposibles, miradas externas que iluminan lo que sucede en el interior. Cada portada viene con un vinilo del mismo color. Estas también se centran en mirar hacia afuera y hacia atrás, para mirar mejor hacia adelante.