Detalles: Carolina Faruolo (ex-Los Bitchos) y Danny Lee Blackwell (Night Beats) habían sido amigos y admiradores mutuos de sus respectivos proyectos musicales durante años. Sin embargo, dado que Faruolo residía en el Reino Unido y Blackwell en Texas, sus interacciones eran limitadas. Sin embargo, como nos ocurrió a muchos durante el confinamiento de 2020, la proximidad geográfica dejó de ser un problema, ya que nuestras socializaciones se convirtieron casi exclusivamente en línea. En esta época de aislamiento e incertidumbre, Faruolo y Blackwell crearon su propio refugio privado de ritmos latinos, paisajes coloridos y juergas llenas de humo bajo el nombre de Abraxas. Combinando su pasión por Wendy Renee, Los Destellos, el doo-wop y el R&B, crearon su álbum debut, Monte Carlo, intercambiando ideas a través del Atlántico. «Planet Abraxas es un mundo lleno de selvas, ríos cubiertos de niebla, panteras acechando en la noche, centros comerciales desolados, ciudadelas neolíticas y muros erosionados por la arena», dice Blackwell sobre la musa detrás de Monte Carlo. «Las noches suelen estar densas de niebla y el aire se llena con el sonido de las cigarras y tambores lejanos». Esta manifestación visual de su sonido contrasta marcadamente con el entorno en el que se escribieron las canciones. «Recuerdo la sensación que tuve la primera vez que Danny añadió voz a una de mis canciones», recuerda Faruolo. «Estaba sentado en mi sofá en un Manchester lluvioso en pleno invierno. Le di al play y la canción me emocionó muchísimo. Al instante me pareció especial y, lo más importante, parecía un retrato perfecto de ambos». Faruolo, uruguaya, creció con los ritmos tropicales de la cumbia y el sabor psicodélico de los artistas clásicos de la chicha, y se propuso infundir esas influencias alegres en su trabajo como músico británica. El trabajo de Blackwell bajo el sello Night Beats combina el soul proscrito y el R&B con un ingenioso espíritu DIY. A pesar del aparente contraste en sus estilos, ambos músicos conectaron gracias a su admiración por Selena y Sade, ejemplos del ritmo húmedo y el espíritu sensual de sus respectivos enfoques. Como Abraxas, sus distintivas perspectivas musicales crearon un sonido que abarcaba la tropicalidad de Os Mutantes, la composición improvisada de Cleaners From Venus y la producción psicodélica de Lee "Scratch" Perry, aunque el dúo se apresura a afirmar que estaban encontrando sus propias voces distintivas en lugar de adherirse a códigos y restricciones estilísticas preexistentes. Y, de hecho, Monte Carlo se siente arraigado en la tradición, pero florece en sus propios timbres y vibraciones únicos. Monte Carlo abre con "Sunrise State (of Mind)", donde un hipnótico ritmo de cumbia sirve de base para guitarras cósmicas, melodías corales nebulosas y la seductora voz de Blackwell. A partir de ahí, el álbum mantiene su firme pulso latino en "Mañana", una banda sonora perfecta para noches febriles en salones de baile, disfrutando de caipiriñas y compartiendo cigarrillos con desconocidos en la pista. A lo largo de sus doce temas, Monte Carlo despliega una miríada de influencias exóticas, desde las melodías orientales y los trinos de guitarra de "Sultan", pasando por el stomp con influencias dub y el fuzz abrasador de "La Estampida", hasta el psicofunk anatolio de "Göbekli Tepe", el tema que cierra el álbum.