Detalles: «Mozart, siempre ha sido Mozart. Admiro a muchísimos compositores, pero no podría vivir sin Mozart». Si bien el nombre de André Previn suele asociarse con obras de gran formato de los siglos XIX y XX, Mozart permaneció en su corazón. Acompañado por la Orquesta Sinfónica de Londres, de la que fue director principal entre 1968 y 1979, es solista en el melancólico «Concierto para piano 20, K466», una obra muy admirada por el joven Beethoven. En el más alegre «Concierto para dos pianos, K365», Previn y la Orquesta Sinfónica de Londres se unen a Radu Lupu, un intérprete de refinamiento proverbial.