Detalles: El director holandés Bernard Haitink y la Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera mantuvieron una larga e intensa colaboración artística, que finalizó abruptamente con el fallecimiento de Haitink en octubre de 2021. BR-KLASSIK presenta ahora grabaciones en vivo excepcionales e inéditas de conciertos de años anteriores. Esta grabación de la Séptima Sinfonía de Bruckner documenta los conciertos ofrecidos en noviembre de 1981 en la Herkulessaal de la Residencia de Múnich. Haitink dirigió por primera vez un concierto de abono en Múnich en 1958 y, a partir de entonces, fue un invitado habitual de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera, tanto en la Herkulessaal de la Residencia como en la Philharmonie i'm Gasteig. Esta cordial colaboración duró más de seis décadas. Los músicos y cantantes de la orquesta disfrutaron trabajando con él tanto como los ingenieros de sonido de BR. Como intérprete del repertorio sinfónico, y especialmente del Romanticismo Tardío germano-austriaco, Haitink era muy apreciado en todo el mundo. Con él, las sinfonías de Anton Bruckner siempre estuvieron en las mejores manos. Su principio rector era lograr que la arquitectura sonora de una composición musical, con su complejo entramado, fuera perfectamente audible; la extrema sensibilidad sonora se combinaba con una interpretación de la partitura claramente estructurada. El estreno de la Séptima Sinfonía de Bruckner en 1884 fue un éxito inmediato de público. Fue con esta poderosa obra que Bruckner, ya de sesenta años y privado durante mucho tiempo de fama y reconocimiento, alcanzó su tan ansiado éxito. La obra clave de este triunfo tardío fue la Séptima Sinfonía. Compuesta entre septiembre de 1881 y otoño de 1883, allanó el camino para una mayor aceptación de su música. Una de las razones de su éxito fue que Bruckner fue elegido por los seguidores de Richard Wagner para llenar el vacío dejado por la muerte del maestro de Bayreuth en febrero de 1883. La Séptima Sinfonía da testimonio, así, de la veneración de Bruckner por Wagner, manifestada tanto en ciertas similitudes instrumentales y melódicas con el mundo motívico del "Anillo" como en la explícita dedicación del movimiento central, el Adagio, a la memoria del bendito, amado e inmortal Maestro. El homenaje de Bruckner se materializa en una desgarradora pieza de música fúnebre: un sonoro epitafio wagneriano. La sinfonía, dedicada a Luis II de Baviera, fue estrenada el 30 de diciembre de 1884 por la Orquesta de la Gewandhaus de Leipzig bajo la dirección de Arthur Nikisch.