Detalles: En mi infancia, mi padre era más que un hombre; era un hombre del Renacimiento. Persona polifacética, se adentró en el mundo de la fotografía, la música e incluso dominó el arte del billar. Con tan solo cinco años, yo era una esponja, absorbiendo con avidez la grandeza que emanaba de mi padre. Nuestra sala era un santuario de sonido y cultura, adornada con un piano, un par de sillas y un sofisticado equipo de música con tocadiscos. Cada noche, con el aroma de la cena que llegaba de la cocina donde mi madre trabajaba afanosamente, el aire resonaba con las melodías de leyendas del jazz como Miles Davis, Oscar Peterson y John Coltrane, entre una constelación de otras luminarias. Mi afinidad por la música floreció desde muy joven, y el piano vertical de nuestra sala se convirtió en mi instrumento predilecto. Fue aquí donde conocí por primera vez composiciones clásicas y me familiaricé con clásicos del jazz como "In a Sentimental Mood", "Misty" y "A Night in Tunisia". Ahora, más de cinco décadas después, el anhelo de interpretar las preciadas canciones favoritas de mi padre se encendió en mí. La búsqueda me llevó a Samurai Studios, donde me esperaba un piano centenario, con un timbre similar al oro líquido. Aunque mi padre falleció en 2008, nuestra sesión juntos se sintió como una comunión entre mi yo terrenal y su espíritu celestial. Fue reconfortante saber que él estaba presente en la sala mientras la música se desplegaba, culminando en la creación del álbum "Songs My Father Would Dig". Una conmovedora adición a este viaje musical fue la participación de mi difunto primo, Larry Willis. Una figura brillante por derecho propio, Larry honró los escenarios junto a íconos como Blood, Sweat & Tears y Hugh Masekela. Le rendimos homenaje con el tema "To Wisdom, The Prize", infundiendo su espíritu en el corazón de nuestro proyecto. Grabar junto a Richie Goods al bajo y mis fieles compañeros Tony Lewis a la batería y Edson da' Silva a la percusión fue un momento de pura alegría. En el abrazo otoñal de Queens, con la presencia de mi padre y mi primo Larry impregnando el aire, nos entregamos a la música, dejándonos llevar a alturas trascendentales. Querido oyente, que te deleites con las melodías tejidas con los hilos de la memoria y el legado. Porque en el sonido de cada nota resuena la esencia de quienes nos han moldeado e inspirado a lo largo de nuestro camino.