Detalles: Digipak. Lanzamiento en 2018. Durante ocho años, la banda ha mantenido su fuerza sin dejar que nada los distraiga de su misión. Dead City Ruins avanza con todo lo que tiene, y esto se puede percibir en cada nota de su álbum, Never Say Die. Estos chicos tocan rock 'n' roll como si les fuera la vida en ello. Y en cierto sentido, así es, como explica Jake: «En 2015, vendimos todo lo que teníamos, cada posesión, compramos vuelos a Europa y estuvimos de gira allí durante 10 meses seguidos. Fue duro, pero genial. De vuelta en Australia, gastamos todo el dinero que ganamos en este álbum. Realmente nos arriesgamos. Queríamos un gran productor que supiera lo que hace y conociera la industria de hoy, no la de los ochenta. Su trabajo era ayudarnos a hacer estas canciones lo más geniales posible, cueste lo que cueste». Encontraron a su hombre en James Lewis, un inglés que había trabajado anteriormente con Arctic Monkeys y Sunset Sons. Con Lewis al mando, la banda ha logrado exactamente lo que se propuso. Grabado en Melbourne, el álbum muestra con orgullo la pasión que cada músico puso en cada tema: Never Say Die tiene potencia, y muchísima. Te dejará boquiabierto, como todo buen rock 'n' roll, pero hay más que eso. La música es profunda, como todo buen rock 'n' roll. Después de todo, Led Zeppelin son más que Whole Lotta Love, Sabbath son más que Iron Man y Soundgarden van más allá de Outshined. Dead City Ruins toca con la misma intensidad que hizo tan especiales a los icónicos álbumes de los setenta, ochenta y noventa. En resumen, tiene alma. Este álbum vive, vibra y rockea, y además, aúna pasión y profundidad.