Detalles: Alejándose de los valores de producción desgarradores de Kill Taker, Red Medicine ofrece mayor fuerza rítmica y mayor alcance. Con más empuje y toques juguetones, los arreglos suenan mucho más sueltos que en Kill Taker, sin dejar de ser igual de impactantes e inteligentes. La experimentación, que aporta vivacidad, no suena mesurada. Incluso Joe Lally puede cantar, y resulta ser una de las mejores canciones del disco. Contrariamente a la teoría de que Fugazi es un grupo de aguafiestas, aparecen numerosos ejemplos donde el retorcido sentido del humor de la banda se hace evidente. Los siniestros jaja de "Birthday Pony" inicial, el sample de androide en el agradable (!) instrumental "Combination Lock", y los aleatorios toques de piano encuentran su lugar. Pero el tema más inusual es "Blade Runner in Kingston", la versión instrumental a cámara lenta, con skronks de clarinete, ritmo dubwise, zaps incidentales y, ¡ojo!, sin guitarras. Picciotto declara en "Target", justo después, que odia el sonido de las guitarras. ¿Qué ocurre? Es claramente una reflexión sobre la capitalización/bastardización de la estética "punk" por parte de las corporaciones estadounidenses. Si alguien tenía derecho a comentar, ese era Fugazi. "Back to Base" y "Downed City" (otra introducción dub aquí) regresan al Fugazi más clásico, de raíces hardcore, lleno de las guitarras imponentes por las que la banda es más conocida. Para cerrar la casi impecable segunda cara, "Long Distance Runner", otro tema de salida contemplativo, actúa como una especie de afirmación diaria para combatir el letargo. MacKaye opina: "Si me detengo a recuperar el aliento/podría atrapar un pedazo de muerte".