Detalles: Cuando Jeremy Pinnell lanzó OH/KY en el verano de 2015 con una aclamación impresionante, parecía toda una carrera condensada en un álbum espectacular. Aclamado como "impresionantemente bueno" (Greg Vandy, KEXP) y un "tutorial sobre música country clásica" (Popmatters), el debut de Pinnell lo distinguió de inmediato como auténtico e inquebrantable. Sus incansables giras por Europa y Estados Unidos, junto con sus célebres sesiones de radio, consolidaron la posición de Pinnell como un maestro sin pretensiones en su arte. Su álbum de 2017, Ties of Blood and Affection, presentó un astuto cambio de rumbo. En lugar de insistir en los temas y valores crudos de su debut, el segundo álbum encontró a Pinnell reconfortándose en sí mismo, logrando la redención solo insinuada en su anterior repertorio de canciones inquietantes. Si la tercera es la vencida, Pinnell es todo brillo y resplandor en el próximo Goodbye LA. Producido por el tejano Jonathan Tyler, las melodías pulen la cera y pulen el cromo en las raíces más profundas de la música country. Enraizadas en su firme guitarra acústica, las canciones de Pinnell están atravesadas por elementos honestos y clásicos. La sección rítmica, toda chasquido y shuffle, encuentra un propósito en caminos trillados. El pedal steel y los aguijones de Telecaster llegan perfectamente en el momento justo, guiñando el ojo a los versos sabios del mundo de JP. Aquí el órgano resbaladizo insinúa gospel en la conversación. Puedes sentir la sala respirar y tener la sensación de estos músicos mirándose fijamente mientras sus actuaciones están grabadas. Y a través de todo esto viene esta identidad de roble, la devastadora pieza central de su trabajo. Honesta y agobiada, la voz de Jeremy puede tocar irónica, jubilosa y libertina, todo en una sola línea. En sus mejores momentos, Jeremy Pinnell narra la alegría y la tristeza de ser humano, que es lo mejor que cualquiera podría hacer.