En su última obra maestra a color, "Kagemusha (El guerrero de la sombra)", el director Akira Kurosawa regresó al cine de samuráis y a un tema fundamental de su célebre carrera: el juego entre la ilusión y la realidad. Reconstruyendo suntuosamente el esplendor del Japón feudal y el esplendor de la guerra, Kurosawa crea una epopeya histórica imponente que también es una reflexión sombría sobre la naturaleza del poder.