Detalles: Edición limitada de vinilo rosa. A principios de 2020, Kayleigh Goldsworthy finalmente había descubierto quién era. La veterana música a sueldo de Syracuse y afincada en el sur de Filadelfia, que había pasado una década acompañando a artistas como Dave Hause, Bayside, Frank Iero y otros, estaba lista para dedicarse por completo a una carrera en solitario. El día después de Año Nuevo de 2020, Goldsworthy comenzó a grabar su segundo LP en solitario, siete años después de su debut, Burrower, con Will Yip en Studio 4, a las afueras de Filadelfia. Entonces todo cambió. El trabajo y la vida que Goldsworthy había perseguido desde su adolescencia se esfumaron: giras, conciertos, tiempo en el estudio, incluso ensayos con la banda y sesiones de composición, todo se fue. Junto con ellos, se fue un sentido de identidad duramente ganado. Todas esas cosas que le habían dado a Goldsworthy la confianza y el impulso para creer en sí misma y en su trabajo desaparecieron.