Detalles: El título del último álbum de Kevin Keller suena como una novela de Clifford Simak. Reconfortante pero misterioso. Casero pero majestuoso. Inspirada en la reciente cirugía cardíaca de Keller, que incluyó estar conectado a un soporte vital mientras su corazón se detenía deliberadamente durante la operación, la música parece hecha para calmarnos en nuestros momentos de ansiedad, incluso mientras explora esa ansiedad. Este es un ambient clásico, en muchos sentidos: la mezcla de piano acústico (con ese halo estilo Budd alrededor de sus tonos), cuerdas exuberantes y sintetizadores. Pero también es moderno en sus pulsaciones resueltas. Keller, como ha sido a menudo el caso en su larga carrera, generalmente define el ritmo no con la batería sino con patrones instrumentales. Esta es música de bucles, pero bucles orgánicos, y a medida que esos bucles se apilan uno sobre otro para aumentar la densidad de la música, hermosas melodías lentas flotan sobre ellos.