Detalles: Hay momentos en la vida en los que sentimos magia en el aire. Cuando llega un nuevo amor o nos encontramos inmersos en un momento de creación con otros que comparten nuestra visión. Una sensación de: «Esto es lo que quiero ser. Esto es lo que quiero compartir». Es una sensación fugaz que Kyle Thomas, el cantautor que graba y actúa como King Tuff, anhelaba en la primavera de 2020. Pero sabiendo que no podía recrear esta época de su vida a voluntad, Thomas, oriundo de Brattleboro, Vermont, se propuso escribir una carta de amor a esos preciados momentos de inspiración y al pequeño pueblo que lo formó. Aquel donde alimentó por primera vez sus impulsos de composición, compartiendo ideas con otros artistas afines. El tipo de lugar donde el cambio de estaciones siempre le brindaba una sensación de perspectiva y una fresca inspiración artística. Donde sentía una conexión más profunda con la naturaleza y el sentido de comunidad que antaño habían sido tan cercanos. Y así, Thomas se aferró a sus recuerdos, creando lo que él llama "un álbum sobre el amor, la naturaleza y la juventud". El resultado es Smalltown Stardust, un disco espiritual, tierno y, en definitiva, alegre, que podría resultar chocante para quienes solo conocen superficialmente el catálogo del artista. En Smalltown Stardust, Thomas nos lleva en un viaje a un lugar donde el pasado y el presente se fusionan, donde puede ser un soñador enamorado de todo lo que ve. Abundan las referencias a su infancia en Brattleboro, pero en el centro de Smalltown Stardust reside el deseo de Thomas de conectar con la naturaleza a un nivel espiritual. Imágenes del mundo natural, desde ventiscas hasta montañas verdes y días nublados, llenan las canciones. «Considero la naturaleza mi religión», explica, y Smalltown Stardust es, sin duda, una exploración espiritual. Si bien gran parte de Smalltown Stardust evoca rastros y lugares idealizados del pasado de Thomas, el proceso de grabación del álbum hizo realidad su visión colectiva. La casa de Thomas en Los Ángeles en 2020 formó una especie de microescena, con sus compañeras de piso Meg Duffy (Hand Habits) y Sasami Ashworth grabando sus propios álbumes aclamados (Fun House, de 2021, y Squeeze, de 2022, respectivamente) al mismo tiempo. Un espíritu compartido dominó una época transcurrida principalmente en el lugar, con Thomas como ingeniero y colaborador en ambos discos, y Ashworth como coproductora en Smalltown Stardust. Las contribuciones de Ashworth son vitales para el álbum: coescribió la mayor parte del disco y contribuyó con la voz, los arreglos y la instrumentación de cada canción. En definitiva, Smalltown Stardust no es solo un viaje a la nostalgia. Thomas no solo conjuró un momento especial en su vida, sino que también encontró una nueva inspiración, rodeado de colaboradores y un sentido de amor y asombro por la naturaleza. Si el primer disco de King Tuff se contentaba con afirmar que Thomas ya no estaba muerto, Smalltown Stardust es un himno a lo que significa esa vida. Una declaración de fe y un himno a la magia que aún nos rodea.