Detalles: Las obras de cámara de Dieterich Buxtehude se encuentran hoy entre las menos conocidas de sus composiciones. Cayeron en el olvido poco después de 1700, a pesar de que dos tercios de sus sonatas de cámara, a diferencia de cualquier otra categoría en la producción creativa del compositor, se publicaron en vida. La publicación de sonatas indica que existía un mercado para este repertorio a finales del siglo XVII. Además, la publicación de dos conjuntos de estas obras sugiere que la fama del maestro de Lübeck y el éxito del primero debieron generar la demanda de un segundo. Sin embargo, la principal razón por la que estas obras pasaron de moda a la muerte de Buxtehude fue su partitura instrumental poco convencional y, aún más importante, el auge triunfal de la sonata italiana moderna para trío de Corelli, Albinoni y otros a principios del siglo XVIII. El repertorio de música de cámara de Buxtehude consta de veintidós obras en total. Todas las obras de cámara de Buxtehude presentan composiciones sumamente sofisticadas que se encuentran entre los ejemplos más atractivos y técnicamente más exigentes del género de la sonata de conjunto, entonces aún en sus inicios. Se asemejan en muchos aspectos a las seis sonatas del Hortus musicus (Hamburgo, 1688) de Johann Adam Reinken, colega y amigo de Buxtehude y organista de la iglesia de Santa Catalina de Hamburgo. Pero, al igual que las piezas de Reinken, se vieron influenciadas por modelos italianos, especialmente las sonatas instrumentales del compositor veneciano Giovanni Legrenzi (1626-1690), que circulaban ampliamente también en el norte de Europa. Al mismo tiempo, reflejan profundamente los manierismos improvisados, fantasiosos, expresivos y coloridos de Buxtehude y su escuela, a los que el escritor Johann Mattheson denominó en 1739 «stylus fantástico».