Detalles: La primera grabación del concierto de Lea Birringer es un fascinante programa de obras conocidas y un concierto encantador que no merece el olvido al que ha sido relegado. Christian Sinding (1856-1941) compuso su concierto de 1898. Resultó ser un gran éxito, por lo que su descuido actual es difícil de comprender. Sin duda, exige al solista, pero también lo halaga. Repleta de melodías memorables y con un brillante uso de la orquesta, esta es una obra ingeniosamente construida que merece ser más conocida. El Romance posterior, publicado en 1910, es una pieza maravillosamente tierna y romántica, similar a las de Bruch o Dvorák. El imperecedero concierto de Mendelssohn de 1845 ocupa un lugar en el panteón de los grandes conciertos para violín. Sería su última composición orquestal (quedó sin terminar un tercer concierto para piano) y representa la perfección: tocada sin interrupción, tiene muchas sorpresas, entre ellas la entrada del solista después de un compás de acompañamiento.