Detalles: Prensado en vinilo. Mandancing es muy consciente del espacio que ha ocupado. Su álbum debut, Everyone Else, y su enérgico sucesor, Hands on 3, se mantuvieron hiperconcentrados en los lugares emblemáticos de su ciudad natal de Jersey: conciertos en casas abandonadas, un contenedor de reciclaje rebosante de latas aplastadas, la hipnótica atracción del Atlántico. La versión de ayer de la banda se mantuvo en gran medida atada a la angustia transformadora del vocalista y guitarrista rítmico Stephen G. Kelly. Las canciones se envolvían alrededor de su voz arrebatadora, ardiendo y ascendiendo en sincronía con sus gritos. The Good Sweat, el segundo LP de la banda, muestra los frutos del esfuerzo colaborativo, la catarsis y el cierre de algunos de los momentos más conmovedores y completos en un catálogo de trabajo con múltiples capas. Cuando se les da espacio para crecer, el quinteto multiplica sus elementos más absorbentes. Si bien mantiene gran parte del matiz de cuerdas de nailon que les valió comparaciones con Bright Eyes y Manchester Orchestra, The Good Sweat es propulsivo y ruidoso por diseño. El baterista Tom DeVinko se muestra frenético y ansioso en momentos como "Coffer", donde la percusión y los sonidos acústicos se entrelazan en nudos himnarios. "Hey Friends", una obra de noventa segundos dedicada a la respiración, utiliza la batería de DeVinko para señalar cambios en la desesperada narración de Kelly. Incluso cuando la batería no es el punto focal de estos arreglos expandidos, la geografía es lo suficientemente variada como para coincidir con el período de composición de dos años del álbum. A veces es literal, como en "RJW", donde los ríos, selvas y cascadas imaginados por Kelly crean un fondo húmedo para guitarras angulares y voces penetrantes. A veces, este terreno es implícito, como la atmósfera en espiral del instrumental "Poplar Mobus" o el laberinto de enorme confusión que rodea "Glovesweat". En cualquier caso, el viaje es angustioso, desgarrador, pero profundamente gratificante.