Detalles: «Los conceptos originales de la música vocal e instrumental son completamente diferentes. El impulso instrumental no es la melodía en un sentido melodioso, sino un movimiento ágil de las manos que parece estar bajo el control de un centro cerebral totalmente distinto del que inspira la melodía vocal. En general, la música instrumental, con excepción de la percusión rítmica rudimentaria, es por regla general una exhibición florida, rápida y brillante de virtuosismo... El movimiento rápido no es simplemente un medio para un fin musical, sino casi un fin en sí mismo que siempre conecta con los dedos, las muñecas y todo el cuerpo». La inclusión del pasaje mencionado de The Wellsprings of Music de Curt Sachs en este álbum, cuya grabación es anterior al único otro lanzamiento de Music Improvisation Company, el álbum homónimo de ECM, indica una clara intención de definir un territorio para la improvisación libre europea, marcadamente diferente al del free jazz (estadounidense) del que surgió. La herencia afroamericana que dio origen al jazz era melodiosa, vocal, con influencias de la iglesia y los gritos de campo, y los alemanes y los holandeses nunca ocultaron su afecto por ella, pero los improvisadores libres británicos de finales de los 60 buscaban otras alternativas. Aun así, y aunque la prensa musical hizo mucho ruido hace un tiempo sobre el lanzamiento de una cinta de ensayo de 1965 del anterior trío Joseph Holbrooke de Derek Bailey (con Gavin Bryars y Tony Oxley), sus primeros intentos fueron meros pasos tentativos al borde del precipicio, con una línea firmemente ligada a Coltrane, y aún hay un ligero pero distintivo regusto a jazz en el trabajo de Bailey y Parker con el Spontaneous Music Ensemble hasta Karyōbin (1993) de 1968. Pero con la incorporación de Jamie Muir —el primer gran percusionista de improvisación libre que no empezó como baterista de jazz— y Hugh Davies y su electrónica, proveniente de un mundo vanguardista y experimental, el MIC se desplomó. Como gritaría Nina Hagen más tarde: "¡1968 se acabó! ¡El futuro es ahora!". Estos seis temas —precisos, eléctricos, puntillistas, brillantes, inflexibles y emocionantes— no se parecen a nada anterior. En una palabra, seminales.