Detalles: ¿Cómo se puede dar continuidad a uno de los álbumes más legendarios y a la vez más raros, que se dice marcó el nacimiento del doom metal? Si eres Randy Holden, le das a todos unos cincuenta años para ponerse al día y luego, con naturalidad, lanzas una reinterpretación modernizada y con buen gusto de ese sonido. Population III retoma lo que dejó el debut en solitario de Holden de 1969, actualizado con varias décadas de avances tecnológicos y una perspectiva personal. Tras su paso por Blue Cheer, pioneros del proto-metal, en 1969, el guitarrista buscó mayor control sobre su siguiente proyecto. Así nació Randy Holden - Population II, un dúo que tomó su nombre del término astronómico que designa un cúmulo estelar con presencia de metales pesados. Junto con el baterista y teclista Chris Lockheed, Holden creó lo que muchos consideran una de las primeras formas de doom metal. Su álbum debut de seis canciones, Population II, se adentra en el sludge pesado, el doom pesado y los riffs épicos y altísimos que suenan libres de las limitaciones de la época. Sin embargo, los problemas con el lanzamiento original del álbum en 1970 llevaron a la ruina a Holden, quien posteriormente abandonó la música durante más de dos décadas. Con razón, es ampliamente aclamado como una obra maestra y, hasta su lanzamiento oficial en 2020 con Riding Easy Records, fue durante mucho tiempo un Santo Grial para los coleccionistas de discos. Cuarenta años después, en 2010, el guitarrista y vocalista fue persuadido discretamente por Randy Pratt, superfan de Holden y miembro de Cactus, para grabar un nuevo álbum. Acompañado por el baterista Bobby Rondinelli (quien ha tocado con Black Sabbath, Blue Öyster Cult y Rainbow), el trío grabó la colección de seis canciones de future blues pesado, Population III. «Randy Pratt había escrito las estructuras básicas de las canciones; entendía mi música y mis orígenes a la perfección», dice Holden. «Lo clavó». Pero la grabación finalmente quedó archivada durante más de una década. A lo largo de Population III, Holden despliega con soltura solos chirriantes y potentes, y riffs impactantes con su característico garra en los bajos y su predilección por las escalas de Oriente Medio. Junto con el bajo compacto de Pratt, el ligero efecto flanger en la batería de Rondinelli y sus ritmos pugilísticos, el álbum evoca ocasionalmente a Led Zeppelin de la era Presence. Por momentos, Holden suena como Neil Young liderando el grunge desgarrado de Crazy Horse, mientras su cadencioso falsete impulsa y tira del canto de sirena de su guitarra. Population III es la auténtica joya: una poderosa continuación de un sonido forjado hace cincuenta años, que casi no se materializó. De alguna manera, la música de Randy Holden siempre encuentra la manera de resistir el paso del tiempo.