Detalles: Colección de 2017. Este es Secret Shine secuenciado para máxima potencia. Recibimos el EP Greater Than God en su totalidad, y 25 años después, el título suena más modesto que cualquier otra cosa: hay un don para la melodía, un don para la velocidad y la dinámica, que deja a casi todos sus contemporáneos en el polvo. Luego están los dos sencillos, Ephemeral y Loveblind, con caras B. Todo ello publicado originalmente por Sarah Records, el lugar donde la testosterona y los clichés del rock fueron a morir. Y si esos clichés aún existen hoy, la culpa es del mundo por negarse a cambiar. Seamos directos: estas canciones son tan hermosas; evocan tanto. Siempre son las personas intermedias, las que se mueven entre géneros, las que crean la música más emocionante. Así que incluso cuando Secret Shine, en sus guitarras, en sus armonías, se hizo eco del sonido que llamamos shoegaze, la deriva que llamamos dreampop. Aportaron a su música un nivel de inteligencia pop, una profundidad emocional que, en el momento oportuno (o en el inoportuno, sobre todo en el inoportuno), puede conmover al oyente hasta las lágrimas. Podríamos considerarlos la última gran banda de shoegaze de la era shoegaze. En estas canciones se percibe un último aliento glorioso justo antes de la llegada del britpop y de que el dinero se vuelva más importante que el arte, antes de que la vida digital se vuelva omnipresente y nuestras vidas se aceleren hacia la fragmentación, el caos y el olvido, sintiéndonos todos anónimos y, sin embargo, siempre bajo vigilancia constante. El genio es muchas cosas, pero sobre todo es la acertada sincronización. Y ahora que el tiempo, en un sentido lineal, ha dejado de existir, quizá Secret Shine pueda existir sin estar definido por sus influencias musicales. Que Secret Shine sea simplemente Secret Shine: una de las bandas más emotivas de su época, o de cualquier época en la que se les quiera situar.