El último largometraje soviético de Andrei Tarkovsky es un viaje metafísico a través de un enigmático paisaje postapocalíptico y una experiencia cinematográfica excepcional. Un guía contratado, Stalker, conduce a un escritor y un científico al corazón de la Zona, el lugar restringido de un desastre de antaño, donde los tres hombres finalmente se centran en la Habitación, un lugar del que se rumorea que colma los deseos más profundos. Adaptando una novela de ciencia ficción de Arkady y Boris Strugatsky, Tarkovsky creó un mundo inmersivo con una gran cantidad de detalles materiales y una atmósfera orgánica. Alegoría religiosa, reflejo de las inquietudes políticas contemporáneas y una meditación sobre el cine en sí, Stalker envuelve al espectador abriendo una multitud de posibles significados.