Detalles: El álbum debut de Temple of Angels, Endless Pursuit, es un imponente e impactante álbum de belleza gótica que anuncia la llegada de una de las bandas más deslumbrantes del momento. Influenciado por los fantasmas del pasado y la maravilla del presente, este lanzamiento es dream pop en su máxima expresión, utilizando la neblina y la belleza del género no para difuminar las canciones hasta volverlas impenetrables en todos los sentidos, sino para capturar la fugaz maravilla de un nuevo amor y enfatizar la confusión y la desorientación de la pérdida. Formada en 2017 en Austin, Texas, Avery Burton (guitarra/voz), Patrick Todd (batería/voz) y Cole Tucker (guitarra) habían tocado en varias bandas de hardcore y punk de la ciudad durante años, pero también estaban interesados ​​en explorar la música más soñadora y melancólica que disfrutaban. Tras grabar algunas maquetas, reclutaron a Bre Morell (voz) como cantante principal. El nuevo grupo autoeditó dos EP: "Temple of Angels" (2017) y "Foiled" (2018), y un sencillo con Funeral Party Records en 2019. Pronto actuaron con artistas como Beach Fossils, Iceage, Narrow Head y Turnover, así como en festivales como Levitation y Not Dead Yet. Endless Pursuit navega entre altibajos emocionales con una complejidad onírica. La canción principal arranca con un sonido escalofriante que abre el disco, con líneas de guitarra brillantes y arácnidas y la voz susurrante de Morell que se arremolina en un trance resonante. Inmediatamente después, llega "Tangled In Joy", una canción que encuentra a la banda en su momento más brillante y pegadizo, una avalancha de acordes de guitarra vibrantes y voces en su punto más dulce, que se expanden y se superponen. Resulta apropiado que Endless Pursuit termine con "(For You) I'd Lose It All", un tema tan grandioso y gigantesco como The Chameleons en su apogeo y posiblemente el himno más emblemático de Temple of Angels hasta la fecha. Con Todd como protagonista vocal, se desborda una historia de deseo tan intensa que consume cada parte de tu ser, acompañada por una sección rítmica atronadora y amplificada hasta el cielo por los teclados imponentes del estribillo. Cierra el disco con un sentimiento casi desafiante; una negativa a ignorar algo maravilloso incluso si eso puede acabar en más dolor.