Detalles: High Flying Man da la impresión de ser una frase con moraleja: es difícil eliminar las connotaciones de Ícaro, algunos de los Flying Wallendas, lamentablemente más famosos, o incluso un simple tipo en plena partida de blackjack. Es la promesa de una descarga de adrenalina que lucha contra la inminente caída, una sensación perfectamente canalizada en el tercer LP de The Berries, High Flying Man, que saldrá este verano con Run For Cover Records. The Berries es el proyecto del vocalista, guitarrista y compositor principal Matt Berry, originario de Washington y residente en Los Ángeles desde hace algunos años. En los cinco años transcurridos desde su formación, la banda ha publicado varios discos, entre ellos Start All Over Again (2018) y Berryland (2019). Durante la pausa de la gira por la pandemia, la banda también lanzó una serie de sencillos, recopilados en el recopilatorio Tower of Ivory. Sin embargo, mientras tanto, las canciones de High Flying Man se fueron consolidando en momentos de inspiración esporádica, esperando el momento adecuado para ver la luz. High Flying Man es música rock con riffs, melodías penetrantes y un acento desértico, todo ello conectado con las emociones de vivir en el mundo moderno. El sencillo principal, "Prime", evoca la desesperanza al ver cómo el activismo hueco no logra remediar los males de un país en decadencia, mientras que la más suave "Eagle Eye" confronta el dolor de la adicción con el conmovedor estribillo del coro: "¿Acaso no te recuerdo a un viejo caballo que ya pasó su mejor momento? / He sido montado y abandonado, dejado en la cuneta, fuera de la vista, fuera de la mente". Las canciones de este disco se asemejan a las bandas clásicas de rock estadounidense del pasado, con la fuerza de canciones como el cierre anticapitalista "Give Me Your Money" o la arrogante "Exceptional Fabric". Aunque las canciones que componen High Flying Man confrontan verdades difíciles, la música se siente tan viva como un hombre con traje marrón lanzando una espada en la playa en un día nublado. Berry describe el proceso de grabación de 9 días con su amigo y productor Todd Berndt y el ingeniero Jimmy Dixon como uno de "alegría desenfrenada", y esta sensación se percibe en cada toma grabada. Esta energía catártica crea un sentido de propósito unificador en el disco. "Quiero que la gente se sienta bien consigo misma al escuchar este disco", dice Berry. Y aunque podría haber un bajón en el futuro, es difícil sentirse así cuando escuchas a The Berries en High Flying Man.