Detalles: John Rossiter (Young Jesus) había dejado la música para estudiar permacultura y trabajar en paisajismo y jardines. Su último álbum, Shepherd Head, fue una inversión excesiva de tiempo frente al ordenador. Trabajar con la tierra y las plantas le devolvió la vida. Dijo: «Sabes, en la jardinería, la decisión correcta para el paisaje suele ser la que ya se está gestando. Solo lleva tiempo comprenderla». Así que John dejó el huerto para almorzar con Shahzad Ismaily (Feist, Lou Reed, Arooj Aftab). Conectaron al instante, hablando de improvisación, ritmo y el corazón. Por pura casualidad, Shahzad invitó a John a Nueva York. Empezaron a surgir canciones, canciones sobre la vergüenza y el dolor, el amor y la redención. Llegaron rápidamente, una canción al día durante dos semanas. Era diferente a los álbumes anteriores, que parecían años de pulir letras e ideas. Este llegó tras una larga enfermedad, donde las melodías surgían a raudales, como si fueran físicas, como si el cuerpo no pudiera sanar sin ellas. Una efusión casi involuntaria, que desbordó su habitual timidez. Rossiter tuvo que sentarse a transcribir sin juzgar: dejar que las ideas crecieran solas. Shahzad estaba en Los Ángeles un día cuando John se sentó al piano y las tocó para él. Decidieron grabarlas en los estudios Figure 8 de Shahzad en Brooklyn; estas canciones florecerían en el próximo álbum de Young Jesus, The Fool. El paisaje interior requiere presencia y valentía. Puede volverse bastante oscuro y extraño cuanto más te adentras en esa jungla. Y es de lo más profundo de ese paisaje interior de donde surge la música más auténtica. Al final de la última sesión, Rossiter y Alex Lappin se sentaron y sacaron las cartas del tarot. John sacó The Fool.