Detalles: Una búsqueda meticulosa y centrada del sonido orienta la selección de piezas de este recital, un viaje a través de la música europea del siglo XIX, a través del nocturno, siguiendo la ruta de las transcripciones para arpa. En estas obras, los compositores capturan la noche como una astilla de tiempo, evocando el lado íntimo e introspectivo del espíritu romántico. La noche es también una metáfora de la transformación, de la oscuridad a la luz, de la transcripción de un instrumento musical a otro. Para esta «reducción de una gran idea a un instrumento práctico», como lo expresó Ferruccio Busoni en 1913, el arpa fue una opción popular, especialmente a finales del siglo XIX, cuando el repertorio del instrumento se vio enriquecido con una serie de excelentes transcripciones y reducciones realizadas por reconocidos maestros e intérpretes de arpa. La Sonata «Claro de Luna» de Beethoven ofrece el punto de partida ideal para un viaje sonoro a través de las luces y las sombras del espíritu romántico. Los breves arabescos de Czerny, Der Abend und die Nacht, continúan la temática del crepúsculo y la fantasía nocturna. El irlandés John Field no inventó el nocturno, pero fue responsable de la «cristalización de un idioma» que, una generación después, Chopin llevaría a nuevas alturas. El segundo movimiento de la Sonata para piano n.º 3 de Brahms evoca un nocturno, pero a mayor escala. El Claro de luna de Debussy envuelve al oyente en una noche liberada de las estructuras formales tradicionales, ofreciendo un breve escape del estilo dieciochesco de los movimientos anteriores. Su Nocturno en re bemol, por otro lado, nos transporta de vuelta al Romanticismo, con sus misteriosas octavas graves y tiernos arpegios que conducen a una melodía de lirismo expansivo, chopinesco, que destaca por encima de los cambios de color armónico. Con su sonoridad pura y abstracta, el conciso Les Soirs illumineìs par l'ardeur du charbon presenta la noche al borde del silencio.