Detalles: La segunda mitad del siglo XIX fue testigo de una proliferación de importantes obras solo para cuerdas, incluyendo las Serenatas para cuerdas de Dvorák (1875) y Chaikovski (1880) y la Suite Holberg de Grieg (1884), seguidas por un trío de obras para cuerdas en 1892 de Suk, Wolf y Elgar. La música de Chaikovski para instrumentos de cuerda es notable por su alcance y consistencia, y esto culmina en el magnífico Concierto para violín y una de las mejores obras jamás concebidas para orquesta de cuerda, su Serenata de 1880. Anteriormente, en 1873, Chaikovski escribió música incidental para el drama en tres actos de Ostrovsky, La doncella de las nieves. Aunque abandonó la idea de adaptarla a una ópera, cuando Rimski-Kórsakov compuso una sobre el mismo tema, mantuvo su afecto por esta obra poco conocida. A juzgar por el hermoso melodrama del acto II, su olvido es injustificado. Ocho años antes, siendo estudiante de 25 años en el Conservatorio de San Petersburgo, compuso un Cuarteto de Cuerda en Si bemol. Si, como creen algunos expertos, constaba de cuatro movimientos, solo uno se conserva. Tal es la fuerza interior de la música que adquiere un matiz más expresivo cuando es interpretada por una orquesta de cuerda completa, como en esta grabación. Hacia finales de 1884, la Sociedad de Artistas de Moscú quiso homenajear los 50 años de carrera artística del veterano actor Ivan Samarin, y Chaikovski contribuyó con entusiasmo con un entreacto musical. El editor de Chaikovski, Jurgenson, convenció al compositor de que la música merecía ser publicada, bajo el título de Elegía, ya que Samarin falleció al año siguiente de las celebraciones. Cuando Chaikovski falleció repentinamente a finales de 1893, el movimiento lento de su Tercer Cuarteto de Cuerda fue arreglado para orquesta de cuerda por Glazunov para su interpretación en su funeral. El arreglo sutil y comprensivo que Glazunov hizo de esta excelente música para orquesta de cuerdas completa honra a su amigo, el gran compositor, de una manera verdaderamente noble.