Detalles: Fue mucho más que simplemente respirar juntos en la música lo que hizo de esta relación algo tan extraordinario: Seiji Ozawa se ganó el respeto y el cariño de la orquesta desde su primer encuentro con la Filarmónica de Berlín en 1966. El joven director japonés sabía exactamente lo que quería en el podio y conocía las partituras al detalle. Sin embargo, el siempre educado y accesible director nunca impuso sus puntos de vista a la orquesta. El resultado fue una colaboración en igualdad de condiciones, que no solo fue gratificante a nivel personal, sino que, sobre todo, permitió una creación musical en la que siempre hubo espacio para la libertad y la espontaneidad. Nuestra edición rinde homenaje a esta especial amistad con Seiji Ozawa, a quien la Filarmónica de Berlín nombró miembro honorario en 2016.